La gestión de residuos de construcción y demolición es un aspecto fundamental durante el desarrollo de una obra, tanto por motivos medioambientales como legales y de seguridad.
Una correcta planificación y tratamiento de los desechos ayuda a minimizar el impacto ambiental, reduce costes a largo plazo y evita sanciones por incumplimiento de la normativa vigente.
Además, permite mantener un entorno de trabajo más seguro, ordenado y eficiente.
Sin embargo, la acumulación o mala gestión de los residuos de demolición y construcción puede derivar en accidentes, incendios o daños a terceros, especialmente en obras de gran envergadura.
Por eso, junto a una gestión eficaz de los residuos, es recomendable contar con un respaldo adicional que cubra imprevistos.
En este sentido, adquirir un seguro a todo riesgo para construcción ofrece protección ante daños accidentales ocurridos durante la ejecución de la obra, incluidos aquellos derivados de la gestión de los residuos, siempre que no exista negligencia y se cumplan las condiciones de la póliza.
A continuación, te contamos cómo llevar a cabo un tratamiento de residuos de construcción adecuado, explicándote qué exige la legislación vigente y enumerando algunas buenas prácticas para gestionar los desechos de forma segura y responsable.
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¿Qué son los residuos de construcción y demolición?
Se conoce como residuos de la construcción y demolición (RCD) a todos aquellos desechos que se generan durante obras de edificación, reformas, derribos o trabajos de mantenimiento en infraestructuras.
Como veremos más adelante, dichos materiales pueden incluir restos de ladrillos, cemento, madera, metales, plástico o vidrio, entre otros.
En algunos casos, también contienen sustancias contaminantes que exigen un tratamiento específico.
El impacto ambiental de los residuos de obras de construcción es un aspecto a tener en cuenta a la hora de desarrollar un proyecto, y es que, si no se gestionan correctamente, pueden contaminar el suelo y el agua o generar emisiones dañinas para el planeta.
En cambio, una gestión responsable de los escombros de una obra permite reducir la extracción de materias primas, disminuir el consumo energético y evitar la degradación del entorno natural.
Por ello, tratarlos adecuadamente no solo es una obligación legal, sino una medida clave para avanzar hacia una construcción más sostenible.
Tipos de residuos de obra
La clasificación de los residuos de construcción y demolición que se generan durante una obra es importante para asegurar una gestión adecuada.
Con el objetivo de facilitar su tratamiento, los desechos pueden clasificarse principalmente en los tres siguientes tipos.
Residuos inertes
En primer lugar, encontramos los desechos inertes, que son aquellos que no sufren transformaciones químicas o biológicas relevantes con el paso del tiempo.
Entre ellos se incluyen el hormigón, los ladrillos, la piedra o la cerámica, entre otros.
Tienen un impacto ambiental bajo, pero pueden contaminar el suelo o el agua si no se gestionan adecuadamente.
No obstante, son fáciles de reciclar si se separan correctamente en origen.
Residuos no peligrosos
Por otra parte están los residuos de obras no peligrosos, que engloban diversos materiales como la madera no tratada, los plásticos, los metales, el cartón, el vidrio o los restos de materiales de aislamiento.
A diferencia de los anteriores, estos sí pueden degradarse o sufrir cambios con el paso del tiempo.
Aunque no tienen un impacto directo en la salud de las personas, una acumulación no controlada puede generar consecuencias negativas para el medio ambiente.
Por ejemplo, al acumular espacio en vertederos o al liberar compuestos que afecten al agua o al suelo cuando se descomponen.
Residuos peligrosos
Por último, los residuos peligrosos contienen sustancias tóxicas, inflamables, corrosivas o contaminantes que pueden representar un riesgo grave para la salud humana y el medio ambiente.
Este tipo de residuos en obras de construcción suele incluir pinturas, disolventes, aerosoles, aceites usados, pesticidas, baterías y productos de limpieza.
Su gestión requiere un tratamiento concreto: deben identificarse, almacenarse y desecharse según dicta la legislación vigente.
Si se manipulan o eliminan de forma incorrecta, pueden contaminar el suelo, el agua o el aire, además de suponer un peligro para los trabajadores y la población cercana.
Normativa de gestión de residuos de la construcción
En España, la gestión de residuos en la construcción está regulada principalmente por el Real Decreto 105/2008, que establece las obligaciones para producir y gestionar estos residuos. Dicha norma busca fomentar la prevención, la reutilización, el reciclaje y la correcta eliminación de los materiales generados en las obras.
Según la citada normativa de residuos de construcción y demolición, el promotor de la obra debe redactar un estudio de gestión de residuos antes del inicio de los trabajos, detallando el tipo de desechos previstos, su volumen estimado y el plan para su tratamiento.
Además, se exige una correcta separación en origen y la entrega de los residuos a gestores autorizados.
También es obligatorio destinar una parte del presupuesto a la gestión de RCD y justificar su cumplimiento al finalizar la obra.
Las comunidades autónomas pueden complementar esta normativa con requisitos específicos en función de su territorio.
¿Quién debe hacerse cargo de los desechos de obra?
En base a la ley de residuos de construcción y demolición, la responsabilidad de gestionar los desechos de obra en nuestro país recae principalmente sobre el promotor de la construcción, quien debe garantizar que los residuos generados sean gestionados conforme a la legislación vigente.
Por otra parte, el constructor y los contratistas también tienen responsabilidades en la gestión de los residuos en una obra, dado que deben clasificarlos, almacenarlos y entregarlos a gestores autorizados, siguiendo la normativa local.
Además, el gestor de residuos debe estar autorizado para realizar el tratamiento adecuado, ya sea para reciclar, reutilizar o eliminar los materiales.
Cualquier incumplimiento de estas responsabilidades puede acarrear sanciones administrativas y económicas.
¿Cuándo y cómo elaborar un plan de gestión de residuos de construcción y demolición?
En España, el plan de gestión de residuos de obra debe redactarse antes de comenzar cualquier construcción que genere desechos, siendo el promotor de dicha obra el responsable de encargar su elaboración.
Así, este documento debe detallar los tipos de residuos que se generarán, la estimación de su volumen, las medidas de prevención y la estrategia para su clasificación, almacenamiento y transporte.
Además, debe especificar cómo se entregarán los residuos a los gestores autorizados para su reciclaje, reutilización o eliminación final.
Buenas prácticas en la gestión de residuos en obras de construcción
Como puedes ver, un tratamiento adecuado de los residuos de construcción y demolición es imprescindible tanto para reducir el impacto ambiental como para cumplir con la normativa legal.
A continuación, vamos a mencionar algunas prácticas que te ayudarán a gestionar los desechos de forma eficiente y sostenible durante las obras.
- Planificación previa: elabora un plan de gestión de residuos en obra antes de comenzarla, identificando los tipos de materiales desechados, su volumen estimado y las medidas de prevención, reutilización o reciclaje.
- Clasificación de desechos en origen: establece áreas específicas en la obra para la clasificación de residuos, con el objetivo de facilitar su reciclaje y reutilización.
- Minimización de residuos: adopta medidas para reducir todo lo posible la cantidad de materiales sobrantes generados, apostando por el uso de materiales de construcción reciclados o el diseño eficiente de obra.
- Almacenamiento adecuado: asegura un buen almacenamiento de los residuos en obra, utilizando contenedores apropiados que eviten mezclas de materiales y posibles contaminaciones.
- Colaboración con gestores autorizados: trabaja con empresas profesionales que puedan tratar, reciclar o eliminar los residuos de manera correcta y conforme a la normativa.
- Educación y formación: conciencia a todos tus trabajadores sobre la importancia de una buena gestión y reciclaje de los residuos de construcción y demolición, así como sobre las mejores prácticas para su tratamiento.
- Cumplimiento de la normativa: asegúrate de cumplir con las regulaciones tanto locales como nacionales en materia de gestión de residuos, evitando sanciones y protegiendo el medio ambiente.
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